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jueves, 7 de enero de 2016

HNO. QUIEN ES TU ENEMIGO?

Antes de tomar la desición de seguir las enseñanzas de Jesús, mi relación con los demás gozaba de buena comunicación. Pero conforme comenzó mi vida a tomar parte en lo que algunos

llaman 'fundamentalismo', entonces comencé a observar como se iban distanciando aquellas personas que gustaban de compartir conmigo. Otros que por alguna razón indirecta tenían

algún lazo familiar o de amistad, comenzaron a cambiar su comportamiento. Fuí notando que algunas personas ven nuestra converción al cristianismo, como una oportunidad para llevar a

cabo cierto comportamiento, con la expectativa de que debemos dar todo por bueno, debido a nuestro compromiso con Dios. Es algo un poco perturbador, que cuando más aprecio y respeto se

le debe tener a una persona que desea elevar sus valores a un nivel mayor, sea entonces, que con más osadía se le menosprecie y se le convierta en objeto de una especie de chantaje relacionado

a sus ideas y convicciones cristianas. Ejemplo de esto lo vemos dentro de la propia familia cuando no accedes a los deseos a provecho de ellos y te tildan de 'mal o poco cristiano'.

Pareciera que en vez de someternos a el juicio de Dios, también tuviésemos que someternos a su justicia. Si bien es cierto que Dios nos exhorta en su Palabra a presentarnos ante

los demás con buen testimonio, eso no significa que sea los hombres quienes hayan de juzgarlos. Muchos cristianos de hoy han sucumbido y han acudido a las armas carnales

para defenderse de estos ataques. Debemos entender que "el hombre carnal no puede juzgar lo espiritual. El hombre siempre juzgará en la carne todo asunto, pero el hombre transformado por el poder de Dios,

juzgará por el Espíritu todas las cosas. Cuando el hombre carnal se mira en el espejo de las buenas obras del hombre espiritual, comienza a distinguir su fealdad ante Dios. Eso lo irrita, lo molesta

y se revela contra el espejo que le reveló tal impureza. De ahí parte su molestia con el cristiano, sea su familia, amigo o vecino. El hombre carnal jamás sabrá porqué le sucede, ya que es un

asunto espiritual. Ante sus ojos un cristiano será bueno, siempre que no choque con su estilo de vida, y eso es difícil que acontesca. Pero como resolvemos ese conflicto?

La Palabra dice: "aunque vivimos en el mundo, no somos de este mundo." Claro que se refiere al mundo 'espiritual'. Como sea, hay cristianos que se confunden y dicen: soy cristiano pero no soy tonto.

Es muy cierto, pero el hombre carnal no lo ve así, a él poco le importa su paz, su comunión con Dios, y mucho menos su salvacion
y poco le importa su propia vida.

De ahí que, debemos procurar nuestra salvación sin esperar que los demás contribuyan o no a ella.
Si quieres seguir a Cristo tendrás que aceptar que muchos te darán la espalda, aún aquellos que más amas.

Y eso será muy doloroso, pero ya Jesús lo había dicho. Jesús dijo, refiriéndose a Juan El Bautista, que no se había levantado hombre más grande que él, y Juan 'caminaba sólo en el desierto.

El Señor dijo: "el que no sea capaz de dejar padre y madre para seguirme, el tal no es digno de mí."

Si escogimos seguir a Cristo, no debemos olvidarlo, será triste, duro y cruel, pero vamos a sentir en algún momento la traición, la burla y el menosprecio.

Pero vale la pena, si después de todo alcanzamos su Gracia, su perdón, su salvación. El dijo: " en el mundo encontrarán aflicción, pero confíen, Yo he vencido al mundo."

 

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